El líder militar rebelde de Trípoli afirmó en declaraciones exclusivas a ABC
que la inteligencia española lo interrogó en la cárcel de Abu Salim y «todo
quedó claro»
«Agentes de la inteligencia española vinieron a interrogarme a Abu
Salim (prisión de alta seguridad de Trípoli) y quedó muy claro que no tengo nada
que ver con los atentados del 11-M en Madrid». Abdul Hakim Belhadj, antiguo emir
del Grupo Islámico de Combatientes Libios (LIFG, por sus siglas en inglés) y
actual comandante de las fuerzas rebeldes en Trípoli, no dudó en hacer un hueco
en la caza de Muamar Gadafi que lidera a la hora de atender de nuevo a ABC para
aclarar algunas informaciones que le vinculan al mayor atentado de la historia de España.
Un informe de la Unidad Central
de Información Exterior (UCIE) al que tuvo acceso «El Confidencial Digital» asegura que Belhadj mantuvo contacto
telefónico con Serhane ben Abdelmajid Fakhet, «El Tunecino», responsable de la
célula islamista del 11-M. La documentación entregada en junio de 2005 al juez
Juan del Olmo recoge dos llamadas efectuadas por «El Tunecino» a números de teléfonos móviles que pertenecerían a Belhadj, cuyo nombre en los
círculos islamistas es Abu Abdula Sadeq, cuando este supuestamente vivía en
China entre finales de 2003 y principios de 2004.
En la entrevista telefónica mantenida a última hora de noche el
antiguo emir no quiso responder a las cuestiones concretas sobre si realmente
vivió en China o si tuvo algún contacto con «El Tunecino» por considerar que
«esto quedó todo aclarado con los agentes españoles» y piensa que «el informe es
anterior al interrogatorio». Belhadj se siente «víctima de una campaña
mediática dirigida por los servicios de inteligencia españoles,
británicos, americanos, franceses e italianos. Todos ellos han tenido relaciones
con el régimen represivo de Gadafi y ahora quieren quitarse testigos de sus
ilegalidades de en medio», aclaró el secretario del comandante rebelde. «Si el
Grupo Islámico de Combatientes Libios es un grupo terrorista, entonces todos los
que estamos haciendo esta revolución somos terroristas porque el objetivo de
ambos es el mismo, el fin de la dictadura», matizó la persona que siempre
acompaña a Belhadj.
En una entrevista exclusiva concedida recientemente a ABC para
desmentir sus vínculos con Al Qaida, Belhadj habló de su vida pasada vinculada a
la yihad en Afganistán y denunció su captura por parte de la CIA en Malasia y la
posterior extradición a Libia a lo largo de 2004 tras pasar un breve espacio de
tiempo en Tailandia «donde fui torturado». En ningún momento mencionó el paso
por China tras la salida de Afganistán, ni sus viajes a Hong Kong, de los que habla el informe español, donde
supuestamente recibió las llamadas del cabecilla del 11-M poco antes de los
atentados. En la información de la UCIE también figuran llamadas de Belhadj a
teléfonos españoles, «cuatro las realizó el 3 de enero de 2004. El destinatario
fue el móvil 629130072, del que era usuario
un socio de origen jordano de “El Tunecino” llamado Mohd Othman», cita «El
Confidencial Digital».
Archivos de la CIA
En el primer
encuentro mantenido con ABC, el comandante rebelde, que aseguró no haber
entrado en Al Qaida por no compartir su «ideología», declaró haber viajado a su
país de vuelta desde Malasia, no desde China como asegura el informe policial
español. Los documentos que desvelaron las relaciones entre la CIA y el régimen
libio que hizo públicos el organismo Human Rights Watch el sábado, confirman la
versión de Belhadj y dos archivos datados en marzo de 2004 detallan que los
agentes americanos solicitaron a Trípoli «el envío de dos hombres» para
custodiar al detenido en el vuelo desde Kuala
Lumpur.
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