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sábado, 2 de abril de 2011

OVNIS en el cerro Uritorco, Córdoba, Argentina


 Argentina también tenemos una especie de Rosswell criollo. Se trata del Cerro Uritorco, cuna de una promisoria industria de Turismo Místico. En esta página se puede acceder a paquetes turísticos con avistamiento garantizado de OVNIS. Algunos desde España, amigos, si quieren tener el placer de visitarnos.
Incluso en la Página oficial del Cerro Uritorco se promocionan las supuestas características místicas del lugar, con varios websites magufos linkeados desde allí.
A la mitología del Uritorco no le falta nada: incluso se lo reputa como la entrada a la Ciudad Subterránea de Erks, a la que habría arribado Orfelio Ulises guiado desde el Tibet por monjes telepáticos.
"Según dice la leyenda metafísica, en el s XII, el Caballero Parsifal llevó el Santo Grial y la Cruz de los Templarios, para dejarlos juntos al Bastón de Mando en las cercanías del Sagrado Cerro Uritorco con el fin de regenerar y trasmutar al hombre hacia el hombre de intelecto superior, para así completar una obra espiritual y metafísica de hermandad entre los hombres." Como he dicho, no le falta nada nadita. Una repilación completa de la mitología relacionada con este cerro se puede leer acá.
Lo cierto es que todo este lucrativo negocio nace en los años '80, protagonizado por el periodista de espectáculos José de Zer. (Ni Wikipedia se priva de validar la magufada)
Todo comenzó a mediados de los '80. José de Zer, a la sazón, entrevistaba vedetongas en la temporada veraniega de Córdoba, cuando en la ladera del cerro Pajarillo aparece una extraña mancha, hecha de pasto quemado, de forma ligeramente oblonga. Hay que aclarar que Córdoba es una zona frecuentemente azotada por incendios forestales, casuales o provocados, que arrasan la vegetación compuesta principalmente de espinillos. Tanto es así, que hay organizaciones permanentes que se dedican a la tarea de reforestar las laderas de los cerros.
La mesa estaba servida. Una serie de Investigaciones Periodísticas llevadas a cabo por el simpático sujeto pusieron el tema sobre el tapete.
Y hay más.
Yo vi esos informes de primera mano. Quiero aclarar que nadie se lo creía, era una nota humorística en el noticiero. De Zer era un tipo entrador, simpático, había participado en programas humorísticos, y todo el mundo se mataba de risa viendo la nueva humorada del periodista.
Pero hubo gente que vió el negocio. Y una ingente industria turística se ha formado alrededor de los videos de José de Zer.
¿Qué dirán estos magufos después de las confesiones de Chango?
A comienzos de 1985 De Zer y el Chango llegaron a Carlos Paz para cubrir la temporada de verano, como cada año. A José le encantaba la noche y Chango lo seguía. Las entrevistas habituales iban desde Susana Giménez hasta Carmen Barbieri, pasando por todo el teatro de revistas. Hasta que una mañana, mientras tomaba un café en el centro, De Zer descubrió en el diario local una noticia: “Uia... mirá: una mancha”, le dijo al Chango. Era una foto de unos pastizales quemados que parecían la huella de un plato volador. “Podemos ir a verlo, ¿no?”, dijo. Era la punta del iceberg que no terminaría de derretirse hasta hoy. “Fuimos al lugar, encontramos la marca y José dijo: ‘¿Cómo la podemos encarar?’. Nos sentamos y armamos un pequeño libreto para pensar lo que teníamos que hacer.”
–¿Inventaron todo?
–La mancha era real. Pero todo lo demás era pura ficción. Una mancha es una mancha, pero no se encuentra una mancha así todos los días. Así que nos fuimos al camino. Como era verano, había un montón de cascarudos muertos y secos. Agarramos algunos y los tiramos en la ruta. Entonces me dijo: “Voy a entrar y decir ‘Hay bichos disecados’”.
Esa semana los televisores estallaron. “Nuevediario” midió 45 puntos de rating anunciando posible vida extraterrestre en un cerro cordobés hasta entonces ignoto: el Uritorco. A De Zer no le importaba romper ese incómodo límite que suele haber entre ficción y realidad. Pero había un problema: el día después. “¿Y mañana qué hacemos?”, recuerda el Chango que le preguntó De Zer. Fueron a ver a un vaqueano que los llevó a unas cuevas desconocidas por el público. “Cuando entramos José dijo: ‘¿Ché, qué podemos hacer acá? Vamos a hacer que haya vida extraterrestre’.” Al Chango todavía se le suelta una sonrisa cuando se recuerda pintando dibujos en el techo de la cueva. Después, dice, tomaron unas piedritas, se las llevaron al hotel y durante una noche entera se dedicaron a dibujarlas como muñequitos con esmalte para uña. “Al otro día volvimos y enterramos las piedritas con un palito para no perderlos.” Entonces, sucedió la escena: De Zer llegaba a la cueva con una antorcha que provocaba una inmensa humareda y señalaba: “¡Unos jeroglifos extraños, miren!”. De repente descubría: “¡Acá hay una piedra que está caliente todavía!”, y cuando la destapaba aparecía la vida extraterrestre: muñequitos recién hechos por el Chango.
Cuando el dúo aterrizó en Capilla del Monte nadie los quería: “Nos cuestionaban la viveza criolla”. Hasta que los pobladores comprendieron el negocio. “Después nos adoraban porque hicieron fortunas con nosotros: abrieron hoteles, casas de comida, hasta alambraron la montaña y ahora cobran para subir.” La noticia de vida extraterrestre en el cerro Uritorco cruzaba fronteras inimaginadas. “Cada vez que volvíamos a Buenos Aires el director del noticiero nos mandaba de vuelta porque manteníamos un encendido increíble. Hasta que un día nos intimó: ‘Tienen que acampar arriba del cerro’.” De Zer y el Chango eran valientes pero no tanto como para enfrentar el frío de una cumbre. Entonces, cranearon un plan: “Mandé al vaqueano con una camioneta para que armara una carpa con tres extras en la cumbre. Yo me fui a La Falda, alquilé una avioneta y le dejé un handy a José, que no se movió de la base del cerro. Cuando yo aparecí con la avioneta, él comenzó a relatar: Saludamos al avión de apoyo de ‘Nuevediario’ desde la cumbre del Uritorco que ha llegado para cuidarnos. Vamos a pernoctar en busca de los extraterrestres. Mientras tanto, yo filmaba a los tres vaqueanos que saludaban desde la cumbre”. De Zer y el Chango armaron su carpa en el fondo del hotel que tenía la misma pajabrava del cerro. “En la madrugada comenzamos a gritar, prendimos un reflector, salimos de la carpa y José señaló Allá se ven las luces.” Era una zona del campo de Los Terrones donde cruza la ruta por una cuesta creando la ilusión de naves alocadas. “Nunca llegamos a la punta del cerro.”

2 comentarios:

  1. Muy interesantes los videos, se habla mucho de los ovnis en el cerro, lo cual no se si es verdad. Lo que si me aseguraron que la energía que hay es increíble y vuelves totalmente renovado.

    Morocha - Paquetes Turisticos Argentina

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  2. http://despertardelcementerio.blogspot.com14 de abril de 2011, 22:28

    Estamos investigando un caso que nos ha echo llegar uno de los lectores del blog, en breve tendremos los resultados colgados.

    Gracias por tu comentario!!

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